lunes, 21 de mayo de 2012

...

-¿Le quieres?
-Le amo y lo sabes.
-¿Cómo puedes amar y defender a alguien que te ha hecho tanto daño?
-De la misma manera que tú sigues bebiendo cada fin de semana sabiendo que te hace daño.
-No es lo mismo...
-Tienes razón.
-¿Entonces?
-¿Qué?
-¿Por qué lo defiendes?
-Porque es mi felicidad, que él me haya hecho daño no quiere decir que yo sea igual que él. Por mucho daño que me haga una persona, si yo la quiero, solo voy a buscar su felicidad.
-Algún día dejarás de quererle.
-Pensé eso hace dos años, y aquí me ves; dándolo todo por él.
-Te ha perdido para siempre...
-No, al contrario. Yo le he perdido. Él a mí no, siempre me va a tener a su lado cuando necesite algo, siempre que esté mal tendrá un apoyo que seré yo, siempre que tenga problemas yo le ayudaré.
-¿Volverías con él?
-Por supuesto.
-No es así tampoco, el se ha equivocado y...
-Todos nos equivocamos.
-Ya, pero el millones de veces.
-Sí, y yo se las perdono todas.
-Algún día, repito, estarás bien.
-No creo.
-Explícame tus razones para no creer.
-Coge un vaso y tíralo.
-Muy bien, ¿y?
-Vale, ya lo has roto. Pídele perdón...
-Ya... ¿con esto quieres llegar a...?
-Ya le has pedido perdón. ¿Sigue roto?
-Sí.
-Pues imagínate simplemente que mi corazón es ese vaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario